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Foto del escritorÁngel García

Un final milagroso: Dragon Ball Super Capítulo 131 (Reseña )

El final del Torneo de la Fuerza nos dejó ansiosos de más.



Finalmente llegó el tan esperado final (aunque a la vez no tanto para algunos) de Dragon Ball Super, en donde fuimos partícipes de la batalla más alucinante de la saga, de la cual dependía el destino no solo del universo 7, sino de todos los universos. La serie pudo tener a lo largo de estos casi 3 años sus altibajos, pero su desenlace es digno de destacarse.


El capítulo anterior nos dejó mucha incertidumbre y teorías sobre cómo podría culminar el Torneo de la Fuerza, cumpliéndose unas pocas y sorprendiéndonos con muchos otros detalles.


ATENCIÓN: La siguiente reseña contiene una gran cantidad de SPOILERS, así que si aun no has visto el episodio te recomendamos que corras a verlo y regreses a leernos.


El final de la batalla más asombrosa.


No. 17 y Freezer tuvieron una participación destacada en este último episodio, cuya primera parte fuimos testigos de un Gokú tendido en el suelo de la destruida plataforma, mientras que los otros dos supervivientes del Universo 7 se mantenían en guardia ante el inefable poder de Jiren.


En condiciones normales todos esperaríamos una contienda fácil para Jiren, pero el espíritu de lucha de Freezer y No. 17 fue admirable, logrando resistir los poderosos embates del participante del Universo 11. No alcanzaron ni de cerca el poder de Gokú y su Migatte no Gokui, pero en resistencia y heroísmo no tuvieron nada que envidiarle.




Pero Jiren no se rendiría tan fácil, por ello lanzó un poderoso último ataque que casi quiebra la defensa de los guerreros del Universo 7, pero en una gesta de voluntad Gokú volvió al combate para encarar al poderoso adversario en una batalla 3 vs 1. La estrategia final fue un ataque doble entre Gokú y Freezer, una dupla inimaginable que ni siquiera concebíamos en fanfics, pues aquellos enemigos jurados desde hace más de 25 años estaban luchando codo a codo para defender el universo que habitaban. Si, aquel Freezer despiadado que hizo estallar a Krillin sin remordimiento alguno; que destruyó el planeta Vegeta y Namek junto a sus habitantes; el emperador maligno del universo cuyo orgullo y falta de escrúpulos parecían ser un impedimento para que alcanzara la redención, decidió unir fuerzas con su mayor rival con la meta principal de revivir, pero muy en el fondo por el hambre de lucha y victoria que lo caracteriza.




La dupla Gokú y Freezer fue frenética, un dream-team necesario para derrotar al más formidable guerrero de todas las sagas. Jiren respondía agresivamente al ataque, pero la determinación de Gokú y Freezer comenzó a apabullarlo, tanto que los ataques del del Universo 11 comenzaron a ser menos contundentes. No. 17 les cubría las espaldas mientras la dupla consumaba su último acto, aquél que consistió en embestir al poderoso rival con todas sus fuerzas hasta lograrlo sacar de la pista. Fue en vano la última resistencia de Jiren, quien vio sus esperanzas consumadas cuando se sintió en las gradas a lado de sus compañeros de batalla de los que renegó, quienes le agradecieron y felicitaron por su esfuerzo.


Pero el universo 7 también vio a sus últimos eliminados del torneo, pues seguido de Jiren aparecieron Gokú y Freezer a lado de los demás guerreros caídos, abrumados pero satisfechos por la proeza que lograron.




Entonces sucedió lo inevitable: con un último cruce de palabras entre Gokú y Jiren que se trasformó en una promesa, el universo 11 dijo adiós, pues no importaba que tan buen papel hayan desempeñado en la contienda, las reglas eran claras.




Ahora la atención se centró de nuevo en la pista, que resguardaba al campeón de tan extenuante batalla. Aquél que salió avante de entre 80 guerreros de 8 universos diferentes no podía ser otro que No. 17, el jugador más valioso, quien nos sorprendió a todos con sus poderes y nos robó el corazón con su evolución. El más poderoso deseo le correspondía a él, por lo que el Dios de los Dragones de las Super Dragon Balls fue llamado.




La magnificencia del Dragón quedó opacada por la magnificencia del deseo, el androide no tuvo que preguntar cuál era el deseo que su universo (a excepción de Freezer ), los dioses y todos esperábamos: la resurrección de los universos desaparecidos. El crucero con su familia podía esperar, pues el salvar a ocho universos sin duda grabaría más profundo su nombre dentro de las leyendas de la historia.


Es así como cada uno de los universos eliminados volvieron a la vida, algo que todos predecíamos pero que pocos imaginamos la emotividad con la que se desarrollaría. Y con el final del torneo se reveló su verdadera intención, es decir, la solidaridad y cooperación entre todos para que al final el ganador resultara ser alguien de tal entereza que pidiera el deseo de revivirlo todo; si un deseo egoísta era solicitado todos permanecerían extintos. Sin duda Zeno-sama y el Daishinkan son personajes más nobles de lo que imaginábamos.




Finalmente todos regresaron a casa, incluido Freezer, a quien le fue otorgada una nueva vida por Bills como premio por su participación. Las últimas escenas rodearon de nostalgia nuestros ojos al ver a los guerreros z conviviendo en la Corporación Cápsula como es costumbre cada que hay algo que celebrar, y sin duda lo que erizó más nuestra piel y evocó recuerdos de nuestra infancia fue la viñeta final de la escena post créditos que nos trasladó al primer enfrentamiento entre Gokú y Vegeta, quienes iniciaron como rivales a muerte y ahora juntos pelearon por toda la gente del universo. Sí, es fanservice, pero en un final así se vale.




Otra escena post créditos también nos recordó que Freezer pase lo que pase, siempre hará de las suyas y buscará restablecer su imperio, aunque esta vez desconocemos sus fines y seguramente sepamos más de él en la próxima película.





Impecable batalla.


Si el capítulo anterior fue magistralmente animado, este mantuvo tal nivel que logró redimir por completo las quejas de animación de los primeros episodios. Presenciamos una fluidez que pocas veces esta serie nos mostró, ni que decir del diseño de personajes que resultó muy bueno. La dirección de Megumi Ishitani se mostró contundente, digna de las mejores batallas de toda la franquicia.


Super nunca tuvo un soundtrack memorable, en eso se quedó a años luz de distancia de las piezas instrumentales de Dragon Ball y Dragon Ball Z, incluso GT lo hacía mejor en ese aspecto. Eso sí , el tema Ultimate Battle de Akira Kushida que escuchamos varias veces en la saga es simplemente genial, realzando las escenas de batalla definitivas, y en este capítulo no fue la excepción, acompañando perfectamente la secuencias de Gokú y Freezer vs Jiren.


Dudábamos de que el tiempo que restaba fuera suficiente para contar el final de la batalla, revivir a los universos y para el epílogo, aun así este episodio se dio permiso de incluir batalla, tensión, emotividad, nostalgia y hasta escenas pos-créditos en tan solo 23 minutos. Otro punto bueno para la producción.


Conclusión


Nos toca despedirnos momentáneamente de Gokú y sus amigos, y si bien su ausencia dejará un vacío en millones de aficionados, se va en su punto más alto por lo que no deberíamos estar tristes. Una serie que nos llenaba de dudas al pasar de los capítulos, que por la mala animación, que por la falta de sangre, que por que era repetitiva, etc. Lo cierto es que nunca fue indiferente a nadie, y al final nos volvió a llenar de emoción como cuando éramos más jóvenes.


Gracias Dragon Ball Super, tu arco final capturó la esencia de Dragon Ball, y pese a que no fuiste una serie perfecta, sin duda nos dejarás grandes momentos grabados en nuestras retinas. Este magnífico capítulo evidentemente no es el fin de todo (nos vemos en diciembre), pues como bien nos dijo el narrador en el epílogo ´´Cuando lleguen aún más enemigos por conocer, las aventuras de Gokú continuarán´´.




Nota de Xcape 10/10

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