Un anime emotivo y memorable, imprescindible para cualquier fan de la animación japonesa.
El día de hoy toca hablar de uno de los animes que más revuelo generó por allá de 2014, y no por ser un anime de acción desenfrenada o de batallas, sino una serie que cautivó el corazón de millones de otakus en el mundo debido a su conmovedora historia y excelente producción, volviéndose casi inmediatamente en un referente de los dramas musicales. Nos referimos a Shigatsu wa Kimi no Uso o Your Lie in April como también es conocido en occidente, adaptación del manga del mismo nombre de Naoshi Arakawa, ganador en la categoría Mejor Manga Shounen en 2013 de los Kodansha Manga Awards.
Así como Clannad ha llegó a convertirse en un clásico para cualquiera que se sumerja en el mundo del anime debido a la forma en que llevó el drama a otro nivel, Shigatsu wa Kimi no Uso va por el mismo camino, y no es para más, puesto que es una serie cargada de emociones y del tan famoso “feeling”, que pueden doblegar hasta al más duro de corazón amante de las explosiones, los buenos golpes y el gore.
Trataremos de no incluir spoilers de alto calibre, y como recomendación: si se animan a ver esta historia, por nada del mundo "googleen" nada hasta que la terminen, ya que podrían arruinarse la experiencia por completo.
Cómo odiar lo que uno ama.
Shigatsu wa Kimi no uso es un anime enmarcado en la casilla de los de género musical, pero está alejado del estereotipo del club escolar, niñas "moe" tocando instrumentos o cantando con provocativos vestuarios de idol. Aquí se aborda la música como arte y profesión, enfocándose en la llamada música clásica al estilo Chopin, Beethoven, Mozart, Bach, etc., con interpretaciones mayormente en piano y en menor cantidad de violín .
Kousei Arima es el protagonista, un niño prodigio de 14 años que desde temprana edad era llamado el “metrónomo humano” debido a la exactitud con la que interpretaba las partituras en las competencias en las que participaba. Su madre, una ex-pianista profesional, le sobreexigía al borde de generarle ciertos traumas y complejo de inseguridad, aunque el niño no se quejaba con tal de complacer a su mamá, pues ella padecía una enfermedad terminal y Kousei sentía que tocando lograría hacer que su madre se sintiera un poco mejor. Al final su madre falleció y Kousei decidió abandonar la música para alejarse de ese mundo por completo.
Al inicio del anime nos encontramos con un personaje principal muy pasivo y resignado a no volver a participar en una competición de piano en su vida, debido a los malos recuerdos que esto le produce, además de que cada vez que intenta interpretar una canción en el piano, en su mente se genera cierto bloqueo que le imposibilita escuchar las notas.
Pero su mundo cambia abruptamente cuando conoce a Kaori Miyazono, una bella chica violinista de su edad cuya perspectiva de la vida permeará de manera definitiva en las acciones de Kousei. Ella toca el violín simplemente porque amaba la música, independientemente de si su estilo pueda ser considerado como vulgar o irrespetuoso de la obra original; si a los críticos musicales les gustaba o no su interpretación no tenía relevancia, pues ella ya había hecho lo que más amaba y de la forma que quería.
Se confrontan dos visiones totalmente diferentes de apreciar e interpretar la música, por un lado el protagonista era partidario de respetar al pie de la letra las partituras establecidas para mantener la estética, mientras que la chica tocaba para transmitir emociones. Dos perspectivas polarizadas primero en lo musical, y luego en lo humano. Kousei se ve cautivado al escuchar la imperfecta, pero emotiva interpretación de Kaori en un concurso, y algo comienza a calar dentro de él, preguntándose si realmente estuvo bien abandonar lo que alguna vez amó, aunque ahora le resultase imposible el tocar siquiera una melodía completa.
Nunca estás solo.
Si en algo se esfuerza este anime a parte de las emociones y el drama, es en el dejar claro de que somos el reflejo de las personas con quienes compartimos nuestra vida, y viceversa. Se trabajaron muy bien a los personajes del reparto, brindándoles profundidad y relevancia, además de justificar perfectamente sus motivaciones y aspiraciones, comenzando por Kousei, quien pese a su corta edad ha pasado por grandes pruebas que lo han hecho blindarse contra ciertas situaciones, llegando a recluirse de todos con el fin de no lastimar y ni salir lastimado. Con el pasar de la historia se dará cuenta de que es bueno pedir ayuda de vez en cuando, y sobre todo que debe sentirse bien consigo mismo para poder estar bien con sus seres queridos, quienes siempre estarán a su lado para ayudarlo.
Por un lado tenemos a la enérgica Kaori, que se esfuerza por hacerlo despertar de su hiatus a como dé lugar, si eso significaba motivarlo, regañarlo, chantajearlo e incluso obligarlo a participar en competencias, con tal de hacerlo despertar. Pero también cuenta con dos grandes amigos: Tsubaki, su amiga incondicional desde la infancia, y Watari, amigo de la secundaria que muestra cierto interés en Kaori.
También nos encontramos con Emi y Takeshi, rivales de competencia del protagonista quienes se ven motivados por él sin que se diera cuenta; otro personaje involucrado es Nagi, hermana menor de Takeshi quien verá en Kosei un mentor y finalmente tenemos a Seto, amiga de su madre y gran apoyo moral para el protagonista, fungiendo como segunda madre y mentora.
Todos y cada uno de los personajes tienen un momento en el que el espectador entenderá el por qué su manera de ser es de cierta manera, además de presenciar sus evoluciones. Por supuesto que el desarrollo del protagonista principal es mucho más amplio y sus cambios más notorios, lo que nos permite empatizar con él pese a que no hayamos experimentado una situación similar, o que no sintamos el mismo amor por la música.
No puede faltar el toque de romance juvenil, llevado tenuemente en un inicio de la serie, pero que avanza poco a poco, sin llegar a acaparar toda la atención, aunque sirve como hilo argumental para poner en marcha momentos cumbres de la trama, en especial la relación Kousei-Kaori.
Tal vez da en ocasiones la sensación de que las reflexiones alcanzadas por chicos de entre 14 y 15 años son muy elevadas para su edad, contrariando al sentido común, pero siendo honestos ¿quién no madura a temprana edad cuando pasa por situaciones sumamente dolorosas?
Perfecta ejecución de la partitura.
El estudio A-1 Pictures es uno de los más activos de la actualidad, responsable de trabajos como Fairy Tail, Working!! o Shin Sekai Yori. En ocasiones se le critica por la falta de constancia en su animación y diseños, pero también hay que admitir que cuando quiere lo hace muy bien.
Afortunadamente con Shigasu wa Kimi no Uso puede presumir de un trabajo muy bueno, en cuanto a la dirección y en lo animado. Kyohei Ishiguro se encargó de la dirección general, trabajando de manera adecuada en los ritmos, manteniendo el balance entre el drama, la comedia, los momentos de tensión y mostrando una impecable representación de los momentos musicales que hicieron que la obra de Naoshi Arakawa realmente cobrara vida, resaltando los detalles en los acercamientos a las teclas de piano, además de la fluidez en las interpretaciones de los personajes.
Las competencias realmente se tornan emocionantes, incluso para alguien que no está familiarizado con este tipo de música ni con su terminología. Recurren a grandes piezas clásicas como la Sonata para Piano No. 14 de Beethoven (Moonlight), Introducción y Rondó Caprichoso de Saint-Saenz o la Balada en G menor, Op 10, No .1 de Chopin, todas perfectamente versionadas.
No se puede ignorar que el desarrollo de la historia tiene su recompensa en un final hermoso, en el sentido de que está maravillosamente ejecutado y bien logrado, generando todo tipo de sentimientos encontrados, creando el sentimiento de que una parte de nosotros se ha quedado en este anime. La tensión, el drama, la musicalización y la actuación de lo seiyuus llegan al clímax cuando tenían que hacerlo; un episodio 22 que no deja la opción de una continuación, porque se ha contado lo que se tenía que contar sin extenderse innecesariamente. En pocas palabras, un final redondo.
Kimi da yo Kimi nanda yo…
Punto extra para esta serie con la presentación de sus temas de apertura y cierre, titulándose el primer opening Hikaru Nara (episodios 1-11), de la banda Goose House. El equilibrio entre la melodía, la asertividad de la letra y la secuencia de imágenes con esos bellos coloreados resultan en un deleite visual de un nivel que pocos más logran. Sin exageración es uno de los mejores opening en la historia del anime, resultando en una de esas entradas que cuando empieza el episodio cuestan más trabajo saltárselas que dejarlas.
El segundo tema de apertura se llama Nanairo Symphony (episodios 12-22), interpretado por Coala Mode, siendo una melodía muy bella y acorde a las imágenes y a la temática del anime, pero está un par de escalones por debajo que su predecesor.
Los ending se titulan Kirameki (1-11) y Orange (resto de la serie), de Wacci y 7!! respectivamente. Son piezas bastante emotivas en cuanto a letra y música, transmitiendo la melancolía de la serie misma. El tema Kirameki reaparece en el último episodio en una escena clave, acompañando de manera sumamente emotiva al momento animado, pudiendo provocar alguna lágrima en los corazones más frágiles (ok, en casi cualquier corazón que se diga humano).
Conclusión
Shigatsu wa Kimi no Uso es una de las mejores series de los últimos años, demostrando que el shounen va más allá de las historias de acción y fantasía, plasmando situaciones realistas de manera sólida y convincente, con un aliciente exquisito como lo es la música.
El desarrollo es envolvente de principio a fin, evolucionando de episodio tras episodio, brindándonos una conclusión además de emotiva, reflexiva, y sobre todo definitiva.
Les advertimos que si la ven van a reír, angustiarse, emocionarse, llorar (preparen muchos pañuelos), pero por nada del mundo se arrepentirán, o al menos no les será indiferente, y tampoco tienen que ser otakus para disfrutarla. En Xcape nos encantan las historias de acción y fantasía, pero también las historias bien contadas, sobre todo si podemos apreciarlas desde los maravillosos ojos de la animación japonesa.
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